JOSÉ ÁNGEL (Pepe) ESCRIBESE | “Hay que ser valientes y abordar ahora proyectos relacionados con el hidrógeno renovable porque si te quedas atrás, será demasiado tarde”

Aunque en su DNI figure el nombre de José Ángel, se siente más cómodo cuando le llaman Pepe. Y Pepe Escribese es por derecho propio uno de los grandes ejecutivos españoles del último medio siglo. Se lo ha ganado a pulso a lo largo de 50 años y más de una veintena de empresas en las que ha asumido los cargos de mayor responsabilidad. Ha sido capaz de triunfar en sectores tan diversos como el naval, la diplomacia o la automoción y lo ha conseguido aplicando una receta tan sencilla como eficaz. Pepe Escribese escucha, interpreta y actúa. Los resultados han demostrado que sabe escuchar e interpretar para tomar la decisión adecuada y que es un líder nato. El liderazgo, asegura, tienen una parte vocacional e implica buena parte de aprendizaje. Y un buen líder jamás deja de aprender. Su reto es ahora pHYnix Ibérica, la empresa que acaba de iniciar la construcción de la primera planta española de producción de hidrógeno sostenible. No es un brindis al sol. Pepe ha escuchado, ha seguido aprendiendo y tiene muy claro que es el momento de dar este paso, de ser pioneros y marcar la pauta en un sector emergente que se aventura como el gran protagonista de la próxima revolución energética. Otra muesca más en su nutrida y exitosa hoja de servicio.

PUENTIA: ¿Se nace primer ejecutivo o se aprende a ser primer ejecutivo de una empresa?

JOSÉ ÁNGEL (PEPE) ESCRIBESE: Hay que tener cualidades naturales, pero se desarrollan con el estudio y con la experiencia. No se puede ser CEO por haber hecho un master MBA de 20 000 euros. Un CEO se hace por vocación porque la de primer ejecutivo de una sociedad es una profesión vocacional, con sus reglas y sus características personales que es necesario poner en juego. Y no es un privilegio ni un título nobiliario. El CEO es alguien que desarrolla una profesión como la desarrolla un carpintero, un electricista o cualquier otro profesional que pone de acuerdo las capacidades de la gente que depende de él para conseguir los objetivos. Y no tiene necesariamente que pertenecer al sector en el que aplica su función ejecutiva igual que el director de una orquesta no tiene por qué saber tocar muy bien el violín, el piano o la guitarra pero sí debe lograr que esos instrumentos juntos hagan sonar una melodía agradable. En una empresa es igual.

P: ¿Se puede ser primer ejecutivo y disfrutar de tu vida personal o se vive entregado al trabajo?

PE: La demanda de una empresa es muy fuerte, pero el primer ejecutivo de una sociedad tiene que aprender a compatibilizar la vida personal y la vida profesional. Yo no aprendí a tiempo y tuve que disolver mi primera familia y sí he sabido hacerlo con mi segunda familia -estoy felizmente casado de nuevo desde hace 24 años-. Esta vez sí he podido compatibilizar ambas facetas.

Esa compatibilidad no significa que uno no este disponible al servicio de la empresa para la que trabaja. Está disponible pero no siempre presente, que son cosas diferentes.

P:¿Cuándo un primer ejecutivo se jubila, cómo se pueden aprovechar esas dotes de liderazgo?

PE: Un primer ejecutivo de verdad nunca se jubila. Puede no estar en una empresa, puede ser docente o apoyar a otros, pero una jubilación total no es posible porque esta es una profesión vocacional y las vocaciones uno las llevas dentro y las aprovecha en una función social, formativa o de apoyo a determinados proyectos. Alguien que tiene esta vocación siempre estará dedicado a cosas donde pueda aplicarla. Esas virtudes no caducan.  Se ralentizan en la medida en que se pierde energía, pero nada más.

P: Ha trabajado en más de una veintena de empresas, ¿sigue aprendiendo cosas a estas alturas?

PE: Absolutamente. Debes aprender cada día. Esa es una de las características del primer ejecutivo. Un CEO aprende constantemente. En todo momento y aplicando sus conocimientos a cada nuevo campo. Cuando llegas a una empresa lo primero que hay que hacer es dedicar tiempo escuchar porque, como se suele decir, el conocimiento habla y la sabiduría escucha. Hay que escuchar, comprender el léxico, el entorno, el tipo de personas, el tipo de mercados… Hay que dedicar tiempo a escuchar a los que saben de cada materia y después de eso tratar de ponerlos juntos para lograr un objetivo común.

P: Dicho así parece fácil

PE: Es como todo. A mi hay cosas, como pintar o dibujar, que me parecen dificilísimas. Y sin embargo hay gente que lo hace con una facilidad tremenda y yo soy incapaz. Si de alguna manera se tienen los conocimientos de un oficio, se pone en marcha ese oficio y adelante. Yo he hecho cosas tan dispares como organizar un ministerio de Asuntos Exteriores en un país americano o la dirección de un astillero con 2 500 personas en plantilla que hacían barcos de 250 metros de eslora, pasando por la automoción, un pabellón en la Expo92, fusiones empresariales… Cosas de lo más variado, pero la lógica de la gestión empresarial es la misma en todas partes.

P: Hablemos de pHYnix, ¿de dónde viene y hacia dónde va la compañía?

PE: Nacimos como una iniciativa de dos ejecutivos franceses -uno es Jean Perre Riche, el presidente del grupo- y tres ejecutivos españoles. Conozco al presidente desde hace 20 años porque estuvimos ocho años trabajando juntos en España en la dirección de una multinacional y hemos mantenido la amistad. Me contacta hace dos años y me pide que le ayude a poner en marcha esta actividad en España. Invitamos a otras tres personas a participar y buscamos el apoyo financiero de un fondo francés, Transition Evergreen, que entra con capital suficiente para poder iniciar la actividad. Después buscamos un nombre, una persona para desarrollar el diseño corporativo y ese es el inicio. Más tarde encontramos un proyecto como Vitale, en Alcazar de San Juan, entramos en contacto con Fernando Román, su promotor, compramos el proyecto e incluimos a Fernando en nuestra estructura como director de estrategia. Y seguimos adelante.

P: Además de un revulsivo para su entorno, ¿qué supone la construcción de la planta Vitale para nuestro país?

PE: Me gusta ser prudente al hablar de negocios. Vitale es el primer proyecto industrial en España de una planta centralizada para dar servicio a los sectores de movilidad y de calor industrial, pero es una planta pequeña. Tiene una capacidad de 10 megavatios y eso es muy poco para la producción de hidrógeno. Por dimensionarlo, permitiría, por ejemplo, abastecer a 150 autobuses urbanos durante un año. Pero más allá de lo cuantitativo, el valor de Vitale es cualitativo. Estamos poniendo en marcha una primera planta y aprendiendo a la vez cómo se maneja el hidrógeno, cómo se hace una planta, qué se debe tener en cuenta, qué equipamiento necesitamos… Es un proyecto que nace, aún no es maduro. Se está iniciando. Desde el aspecto de la utilización está en mantillas, en sus primeros pasos.

Como dicen las personas que saben mucho más que yo de esto, el hidrógeno va a pasar durante los próximos 2-3 años por una situación gris, donde se está mejorando el conocimiento y sus aplicaciones pero el hidrógeno ha venido para quedarse. Y sí podemos decir que dentro de 10 años será un importante vector de energía.

P: Vitale solo es el principio

PE: Sí. Estamos comenzando con Vitale y tenemos en marcha otro proyecto, Barataria, que se iniciará el año que viene y tendrá una capacidad siete veces mayor, pues alcanzará los 70 megavatios de modo que llegaremos a producir 80 megavatios en Alcazar de San Juan.

Además de eso, tenemos en diferentes estadios de gestión otros proyectos que alcanzan una cifra aproximada de 1,5-1,7 gigavátios que llegarán en los próximo años pues también están en fases iniciales.

P: Esta época inicial es una mezcla de incertidumbre e ilusión, ¿verdad?

PE: Así es. La incertidumbre implica riesgo. Los pasos que estamos dando los estamos financiando con los recursos de nuestros accionistas. Por el momento no tenemos ayudas públicas. Obviamente, llegarán, pero por el momento el riesgo empresarial lo asumimos nosotros y somos también nosotros los que tenemos la ilusión. Hay quien piensa que esto lo estamos haciendo demasiado pronto pero cuando deje de ser demasiado pronto, será demasiado tarde. Tenemos fe en esto, trabajamos en ello y estamos seguros de que va a ir adelante y hay una corriente mundial favorable a la utilización del hidrógeno renovable.

P: ¿Cómo nos posicionan en el ámbito europeo proyectos como Vitale o Barataria?

PE: La península ibérica, porque tenemos también un posicionamiento en Portugal, tiene a su favor que el régimen de vientos y las horas de sol en un año son mayores que en el norte de Europa. Eso permite que la energía renovable que se aplica a la producción del hidrogeno sea más barata. Debemos convertir la península ibérica en un HUB de hidrogeno, una fábrica que exporte al resto de Europa. Eso significa, además, independencia de la fuente energética. Si producimos hidrógeno y exportamos, nuestra producción está sustituyendo a importaciones de gas natural de otras zonas del mundo. Y esto es muy importante.

Hay que tener la valentía de abordar proyectos como el nuestro para ir por delante porque si uno se queda atrás es demasiado tarde. Esto en España ha ocurrido mucho. Desgraciadamente ha faltado una estrategia de riesgo empresarial.

P: ¿Valora la sociedad como se merece el potencial del hidrógeno como energía sostenible?

PE: Somos muy conscientes de la necesidad de crear una cultura del hidrogeno. Por eso, cada dos meses celebramos una reunión en la Universidad de Comillas a la que invitamos aproximadamente a un centenar de personas y a expertos en diferentes áreas que charlan sobre un área determinada relacionada con el hidrógeno. Los asistentes hacen preguntas y se va creando una cultura de conocimiento en torno al hidrógeno. No se trata de vender nada sino de crear cultura del hidrógeno. Explicamos cómo funciona, cuáles son sus aplicaciones, cómo se produce, cuáles son sus implicaciones de todo tipo…

P: ¿Cuáles son los principales usos del hidrógeno renovable?

PE: Los usos más evidentes tienen que ver con la movilidad para larga distancia (automóviles, camiones y autobuses…) porque el hidrógeno se carga a la misma velocidad que la gasolina y la autonomía es similar. Debe producirse hidrógeno y deben establecerse las llamadas hidrolineras, estaciones de servicio en las que se pueda cargar. Aparte de empezar a producir hidrógeno, en pHYnix también estamos desarrollando una pequeña red de hidrolineras.

Otro uso es el del calor industrial en empresas como la siderurgia, la cerámica, el vidrio, las cementeras, la fabricación de neumáticos… Estas empresas utilizarán el hidrógeno como sustituto del gas natural, pero eso no va a pasar mañana porque, por ejemplo, no hay en el mercado hornos de cerámica que puedan usar hidrógeno renovable. Los hornos existentes deben adaptar su tecnología para poder utilizarlo. Lo mismo pasa con las calderas, los quemadores… Será paulatino.

La industria quiere prepararse para usar hidrogeno en lugar de gas natural porque, cada vez más, sus clientes les exigen la huella de carbono de lo que producen… La industria del automóvil les está pidiendo a los siderúrgicos que usen acero verde o que los neumáticos se produzcan con energía renovable y eso obliga a cambiar los procesos. Irán madurando a lo largo de los próximos 10 años.

Hace falta una década porque incluso hay elementos aún en proceso de desarrollo. Los fabricantes de electrolizadores tienen plazos de entrega de 18 meses porque nadie los fabricaba. Nadie en Europa, por ejemplo, fabrica un electrolizador de 10 megavatios a pesar de que son pequeños. Son proveedores norteamericanos los que de momento se encargan -y ya están construyendo una fábrica en Guadalajara- pero el plazo de entrega aún es amplio. La maduración total del sector se establece en torno al horizonte del año 2030.

P: ¿Hay ya regulación al respecto?

PE: La regulación legal todavía no está desarrollada para el mundo del hidrógeno renovable.

P: ¿Y teme ese momento por aquello de que la regulación pueda penalizar de alguna forma?

PE: Tenemos a nuestro favor que el entorno europeo ya está avanzando en este sentido. Podemos tomar como referencia Portugal, donde ya se permite inyectar hidrógeno renovable en la red de gas natural hasta un porcentaje del 20 %. Aquí de momento es un 5 % y pronto habrá una regulación que permita llegar al 10 %. En el entorno de Europa hay intención de desarrollar el hidrógeno verde y la vía de regulación ha de ser coherente con lo que hace Europa.

P: ¿Cómo aconseja pHYnix a sus clientes que lleven a cabo esa descarbonización?

PE: Tratamos de conocer cuál es su proceso industrial, cómo impacta el coste de la energía en el coste de sus productos y cuál es impacto sustitutivo del hidrógeno no solo a corto sino también a largo plazo. Ponemos también en la ecuación el coste de los derechos del bióxido de carbono, que el gas natural va a seguir en situación difícil y que sus clientes exigen una huella de carbono baja o nula. una vez analizado todo eso, nuestros clientes se dan cuenta de que deben hacer una transformación tanto cultural como mecánica para utilizar el hidrógeno renovable.

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