AITOR FRANCESENA | “Estudiar bien la jugada es el gran trabajo”

El mar se lo ha dado todo, incluso grandes disgustos, como aquel golpe que en 2012 terminó por dañarle la vista hasta perderla completamente después de toda una vida peleando contra un glaucoma congénito. Pero a Aitor Francesena (Zarautz, 1970) no hay marea que le impida surfear la vida ni ceguera que apague la luz de sus sueños y sus objetivos. Orgulloso de sus orígenes, este hijo de labriegos, se acostumbró desde joven a afrontar la adversidad y a dar brazadas contracorriente. Eso fortaleció una personalidad tenaz, fuerte, inasequible al desaliento y tremendamente cerebral que se considera capaz de todo en un derroche natural de confianza ganada a base de ir logrando todo aquello que otros le decían que no era posible.

Pionero en la enseñanza del surf en España, es una leyenda de ese deporte tanto dentro como fuera del agua. Cuando se lanza a remontar las olas, escuchándolas y percibiendo sus señales, acumula campeonatos, medallas y triunfos históricos como el del último US Open de surf adaptado, lo que le ha llevado a coronarse de nuevo como el mejor del planeta en lo suyo. Fuera del agua varios de los más grandes campeones han pasado por sus manos. Nada más motivador que su ejemplo y esa suma de sacrificio, superación y satisfacción convertida en receta y mantra que resulta infalible y común a otros grandes del deporte.

Crítico observador, metódico, autoexigente y humilde a pesar de una grandeza que en otros países le habría convertido en profeta y estrella de primer nivel, Francesena sigue manteniendo sus rutinas, disciplinado, predicando con el ejemplo, patinando agarrado a esa toma de tierra que es su familia y restando días para el gran desafío que se le plantea en el horizonte. 2028, Juegos Paralímpicos de Los Ángeles y una medalla de oro colgando en el cuello. Él ya lo ha visto. Que lo veamos nosotros es cuestión de tiempo. Mientras tanto, su ejemplo vital seguirá siendo un faro de inspiración.

PUENTIA: En el mundo de la empresa el espíritu de sacrificio y la perseverancia son parte del camino. Más allá de que ser una persona ciega que surfea, esa ha sido una constante en tu vida

AITOR FRANCESENA: Todo esto sale de haber nacido en un caserío de labradores y ganaderos que trabajan de sol a sol y de domingo a domingo. Lo que ves te marca, te enseña y descubres que las cosas no salen porque sí.

P: Se puede tener un plan, pero si no hay esfuerzo…

AF: Por mucho que tengas una idea, si no te esfuerzas siempre se quedará cojeando. Y el trabajo empieza mucho antes de ponerla en marcha porque también es muy importante esa fase previa en la que te dedicas a pensarlo, a ver qué vas a hacer y cómo y a trazar una estrategia. Pero al final, si tú gobiernas lo tuyo, debes ser capaz de hacerlo.

P: La estrategia es clave

AF: Desde luego. Aunque aún no ha terminado 2022 yo ya estoy en 2023. Ya he analizado cómo va a empezar el año y cómo va a transcurrir. Ya trabajamos en ello con esta anticipación y focalizándome en todo lo que debo hacer para cumplir los objetivos marcados porque de ilusiones no se vive. A mi me ha ido bien porque sé lo que quiero y trabajo para ello. No hay más receta que esa. Sin trabajo no hay nada a pesar de que hay quienes ansían calidad de vida a través de otros métodos, pero este es el que funciona siempre y no falla.

P: A eso habrá que añadirle, como en todo lo que uno emprende, constancia, disciplina y planificación

AF: Y una dosis de honestidad, realismo y cierta paciencia porque antes de nada estudias el proyecto que quieres abordar, analizas la viabilidad, tienes en cuenta todo. Si compensa, vete adelante. Si no va, no tires. Si lo ves viable, a tope con ello. En todo proyecto hay ‘sies’ y ‘noes’ y cuando los ‘síes’ son mayoría, adelante. Un proyecto que se puede llevar a cabo en seis meses quizá exige un proceso previo de dos años. Y hay que pasar por ahí. Aspiramos a llegar a la meta, pero tenemos que ser conscientes de que antes hay una carrera, con subidas y bajadas, con tropiezos grandes o pequeños que tendrás que digerir. Es algo que debes valorar siempre que proyectas una carrera o, en este caso, una aventura empresarial. Estudiar bien la jugada es el gran trabajo.

P: También hay que ser honesto con las capacidades propias

AF: Desde luego. Uno debe valorar sus propias capacidades y, en función de ellas, marcarse un objetivo realista, aunque tampoco se debe renunciar a encontrarle posibilidades a algo que, en principio, parecía imposible. De cada iniciativa que emprendamos hay que ver pros y contras y ahí también podemos encontrar soluciones y estrategias para superar dificultades.

En mi caso le dedico muchísimo tiempo a pensar. Intento analizarlo todo bien, pienso en cómo afrontarlo y tomo una posición al respecto. A veces las cosas no son fáciles pero el modo en el que tú las enfrentes las hará mejores o peores. Es lo más sencillo del mundo. Se trata de basarse en la lógica y en el sentido común.

P: ¿Y en la confianza?

AF: Desde luego que sí. Y también en el valor de un buen equipo. Para empezar debes hacer buen equipo y es así como logras que el proyecto vaya adelante. Lo importante es tener a los mejores y cuidarlos bien. Además, debe haber una muy buena comunicación para lograr entre todos que los proyectos salgan perfectos, tal y como los habías planteado. Para fomentar esa confianza, que es básica, uno debe ser noble, de palabra, el primero en ser consecuente con lo que dice y tener los valores muy claros. La gente que transforma lo complicado en fácil, que te hacen ver que lo difícil es posible y que logra un resultado brutal también contribuye a generar confianza.

P: ¿Cómo gestiona Aitor Francesena la tolerancia a la frustración y al fracaso?

AF: Hay que tener claro que en ciertos momentos debes enfrentarte a ella. Es parte del camino, pero es algo que no llevan demasiado bien los jóvenes. Para lograr la satisfacción hay un trayecto a recorrer que te obliga a encarar las dificultades porque una cosa esta clara: cuando te frustras sin haber hecho nada, malo.

P: Ante cambios bruscos las empresas se replantean su plan estratégico. ¿Cómo tira uno hacia delante cuando pierde la vista?

AF: Al quedarme ciego se cerraron puertas, es cierto, pero soy una persona activa a la que le gusta vivir la vida y no puedo parar. Me gusta montarme en la vida más que vivirla. Y eso hice.

P: En el mundo de la empresa el atributo diferencial nos distingue. En el caso de Aitor Francesena, al espíritu de sacrificio suma otra virtud que lo hace diferente, el humor

AF: Muchas veces me cuesta lo mismo tomarme las cosas con humor que de mala leche y opto por lo primero porque de mala leche no avanzas.

P: ¿Y ser disciplinado está relacionado también con el humor?

AF: En mi caso rotundamente sí porque el humor llega con la relajación y en la vida hay tiempo para todo si te lo montas bien. Si tú tienes la vida bien estructurada y en cada momento inviertes bien el tiempo y estás en lo que tienes que estar, rindes bien. Si no, la mitad. Tiene que haber un orden y cuando lo tienes, llegas a todo y cuando eso sucede hay tiempo para todo; también para el humor. El humor llega cuando te sientes bien y tranquilo y eso se logra con el orden y con la anticipación en todo, lo que te da el tiempo necesario.

P: Tienes amplia presencia en las redes sociales. ¿Cómo trabajas la marca personal?

AF: No es algo planificado; no va conmigo. En las redes sociales me vendo y debo estar ahí porque vivo de lo que hago, pero no soy ni marca ni nada parecido. Soy igual que los demás. Nací en un caserío y estoy muy orgulloso de ello. Soy hijo de padres que me han enseñado mucho y tengo mucha confianza en mí.

P: Te guste o no, tienes mucha responsabilidad en la buena reputación del surf español

AF: Me siento orgulloso de ello, pero el orgullo hay que llevarlo por dentro porque te da confianza y fuerza, pero no te puedes creer que eres más que nadie. Me ha llenado muchísimo hacer lo que he hecho y para mi supone una satisfacción enorme.

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